¿Sabías que más de la mitad de los alumnos encuestados utilizan la IA generativa y el 34% de los formadores la utilizan al menos ocasionalmente ? Los alumnos lo utilizan principalmente para escribir (generar código, reformular, sintetizar), corregir (sintaxis, ortografía, traducción), comprender (definiciones, resúmenes, correcciones de ejercicios) y recuperar información. El 76% de los alumnos cree que la IA generativa los hace más efectivos, en comparación con solo el 27% de los formadores que comparten esta opinión. Además, tres de cada cuatro formadores afirman que la IA supone un riesgo para la integridad académica.
El papel insustituible del formador en la transmisión del conocimiento.
Estas estadísticas ponen de manifiesto una divergencia de opiniones entre los alumnos y los formadores sobre el uso de la IA en el ámbito de la educación. Esta divergencia a veces se hace evidente durante los intercambios con formadores profesionales, algunos de los cuales expresan una visión particularmente escéptica de la integración de la inteligencia artificial en el aula. Esta perspectiva nos impulsa a pensar profundamente. El formador, en nuestra opinión, juega un papel insustituible en la transmisión de conocimientos a cada alumno y en su apoyo, una misión que la inteligencia artificial, a pesar de sus importantes avances, no puede asumir plenamente. Estas tecnologías, si bien ofrecen un apoyo valioso, no pueden reemplazar a los humanos en el proceso de enseñanza.
¿Es la IA una herramienta de remediación en lugar de un vehículo de aprendizaje principal?
En Apolearn AI, vemos la inteligencia artificial ante todo como un apoyo y no como el principal canal de aprendizaje. Subestimar su valor sería pasar por alto una transformación importante en el sector educativo. Por lo tanto, es esencial distinguir entre el fácil acceso a la información y la adquisición real de conocimientos por parte de los alumnos.
Si no cuestionamos las prácticas pedagógicas, los formadores pueden verse tentados a confiar excesivamente en la IA para diseñar los contenidos y las evaluaciones. Los alumnos, también asistidos por la IA, correrían el riesgo de completar las tareas solicitadas sin comprender completamente su significado. En este caso, las evaluaciones reflejarían más la capacidad de utilizar herramientas digitales que una verdadera asimilación de los conceptos enseñados.
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